Julio-octubre de 1936: avance sobre Madrid y campaña de Guipúzcoa
Nada más conocerse el 17 de julio por la tarde que la sublevación militar había triunfado en el Protectorado de Marruecos, el ministro de Marina José Giral ordenó que varios barcos de guerra de la Marina se dirigieran al estrecho de Gibraltar para que bloquearan las plazas de Ceuta, Larache y Melilla y evitar así el paso a la península de las tropas coloniales.
El 19 de julio en que fue sofocada la rebelión en Madrid, salieron de la capital hacia la sierra de Guadarrama varias columnas compuestas por milicianos
y por tropas de las unidades militares que habían sido disueltas por
orden del gobierno para evitar que se pudieran sumar a la sublevación.
Desde Barcelona, también una vez sofocada la rebelión, salieron varias
columnas formadas rápidamente por las organizaciones obreras y los
partidos de izquierda para dirigirse a Aragón.
También desde la ciudad condal se organizó una expedición a las islas Baleares, de las que solo Menorca continuaba republicana. La operación iniciada el 8 de agosto al mando del capitán Bayo tuvo un éxito inicial al conseguir ocupar una franja de la costa de Mallorca, pero el desembarco de Mallorca acabó en un completo fracaso.
El 1 de agosto
el general Franco da la orden de que las columnas de legionarios, moros
regulares y voluntarios avancen en dirección norte desde Sevilla para
dirigirse a Madrid a través de Extremadura, teniendo el flanco izquierdo
protegido por la frontera de Portugal, cuyo régimen salazarista
apoyaba a los sublevados. Siguiendo esta ruta para llegar a la capital
se unirían las dos zonas controladas por los sublevados. Se inicia así
la Campaña de Extremadura. La llamada «columna de la muerte» a causa de la brutal represión que aplicó en las localidades extremeñas que fue ocupando, y cuyo hecho más destacado fue la matanza de Badajoz, avanzó rápidamente a un promedio de 24 kilómetros por dí.